La mancha de Canterville


¿No os rechiflaba este cuento dikensiano, en el que un supuesto fantasma manchaba la alfombra de la mansión una y otra vez a pesar de la exhaustiva limpieza diaria? Pues eso mismo le pasaba a mi puerta de la cocina: unas horribles manchas fueron atacadas con todos los productos conocidos a mi alcance, y la mancha volvía a salir con la misma altivez que antes...

Hasta que recurrí a una amiga muuuuuy sabia, que me recomendó abordarla con una mezcla de aguarrás y aceite de linaza. Los ingredientes ya suenan a solución digna de un ama de llaves de Downton Abbey y, como podéis imaginar, la mancha desapareció. Pilar R., te devuelvo el tarro lleno de un millón de gracias.

¿Alguna de vosotros tiene una amiga muy sabia? Si la tenéis, enhorabuena, porque es como tener un billete de lotería premiado. Creo firmemente que las amistades influyen y lo hacen durante toda la vida, no sólo en la adolescencia: las malas compañías son un peligro desde el inicio hasta el fin.

Dime con quién se desahoga una madre de familia y te podré decir mucho del futuro de la misma. Tenemos sobradas experiencias propias y ajenas de cómo desahogarse con una persona hace que se vea con perspectiva una situación, quitándole importancia, o, por el contrario, de cómo hay expertos en avivar las llamas hasta que la chispa consiga tener categoría de incendio.

Por eso, para determinados desahogos hay que elegir bien con quién los hacemos. Tenemos que abrir el corazón con alguien que tenga la delicadeza, prudencia y sabiduría necesarias para saber estar a la altura de las circunstancias y, si tu meta es el cielo, sólo puedes buscar apoyo en alguien que encauce esos desahogos hacia arriba. Si no, te puede llevar, con la mejor de las intenciones, en otra dirección.

Encontrar amigos sabios no es fácil pero, en caso de duda, nada como un sacerdote. Alguien que comparte tu meta y que, con la sabiduría que le apunta el Espíritu Santo, podrá escudriñar tu alma y sacarle todo el partido.

Y, como siempre recomiendo, cuando necesites desahogarte, sentirte comprendida y querida, tómate un café con Ella. Te aseguro que notarás la diferencia. ¿Te animas a probarlo? Why not?

Comentarios

  1. Qué ganas de leer....por ahora no puedo decirte el post necesito leerlo como 100veces massss y aún así creo q la idea será la misma están las amigas de siempre pero q comparta lo mismo dificil y la q hay la pobre está desbordada....seguiré leyendo este post
    Mienteas...muchas graciasss de nuevo

    ResponderEliminar
  2. Olé por esas amigas sabias y por los Sacerdotes que nos ayudan a encauzar nuestras vidas hacia como bien dices "arriba"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida tiene tantas esquinas...

      Eliminar
    2. Y es que la vida tiene tantas esquinas que te despuntan el camino que hace falta ayuda.

      Eliminar
  3. Mucho amor y sabiduría encuentro en tus palabras, nada como estar ante el Sagrario y tomarse ese café con nuestra Madre. Deberíamos tenerlo con mayúsculas en nuestra agenda y por supuesto ese sacerdote que siempre reza y vela por nuestras familias.
    Una cosa te pido, dime tu truco para desarrollar la paciencia con tantos hijos maravillos, que yo la pierdo con solo tres. Un besazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario