Propósitos para septiembre
Que septiembre es época de
propósitos, nadie lo duda, ni siquiera las editoriales que sacan en esta época
del año innumerables colecciones de todo tipo; alguna vez estuve tentada con
las casitas victorianas.
Pero sí, es el momento en que
decidimos hacer algún cambio o mejora en nuestra vida, y eso nos hace sentir
con renovadas ilusiones. Algunos os matricularéis en alguna lengua extranjera,
otros atacaréis duramente un gimnasio o, incluso, por qué no, un master online.
Pero yo tuve la suerte de
hablar con una amiga, de esas de las que ya no quedan, y me explicó sus
propósitos de septiembre en un año que, después de muchos, se quedaba sin bebés
en casa:
- “No aspiro a nada más que a
hacer lo que ya hacía pero mejor: cocinar mejor, organizar la casa mejor…”.
Y me encantó. Que se queden en
el quiosco las casitas victorianas. Yo me subo a este tren de hacer lo que
hacía, pero mejor: me propongo más platos de pescado, más postres deliciosos,
más y mejor orden en el hogar, cuidar más mi imagen cuando estoy en casa (que
al fin y al cabo es más del ochenta por ciento del tiempo que paso con los míos,
y se merecen la mejor imagen en sus recuerdos), sonreír más y querer mejor.
Y os he contado todo esto,
porque quiero hablar de mantas, “plaid”, o lo que mi hija Carmen definió con
dos años como “tapadora”.
Un año después de mi boda, se
casó esta amiga tan sabia de la que os he hablado, y coincidimos en cuál había
sido uno de nuestros regalos favoritos de boda: la manta de los Avello. Una
manta deliciosa en cuadros escoceses, que se convierte en la manzana de la
discordia de mi sofá. Todos se quieren adueñar de ella. Con el tiempo, fueron
viniendo más mantás a mi salón (una no nos llegaba), pero ninguna le quitó el
puesto a ésta. Era el regalo que siempre
hacía una estupenda familia donostiarra, los Avello, costumbre que, por cierto,
mi familia adoptó. En definitiva, si nos
invitáis a una boda, ya sabéis el regalo.
¿Acaso puede faltar en alguna
casa? Para exterior o interior, para el sofá, en la butaca del rincón de
lectura, a los pies de la cama. Más reconfortante que una taza caliente de lo
que tu prefieras. Forma parte del momento con el que sueñas cuando parece
interminable el camino de vuelta a casa en el frío atardecer de invierno.
Así que, si estás haciendo la
lista de boda, si tienes que hacer un regalo, o si simplemente no la tienes,
hazte con una. Why not?
Etxe tu lo sabes todo...
Tienes razón: porqué embarcarnos en nuevas aventuras si ya tenemos entre manos una fabulosa? Yo también haré propósito de sacar buenas notas en mis quehaceres domésticos.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Inma, encantada de saludarte,qué tal tu casa?Todos bien?
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