Mimos y jumpers, por prescripción médica


MIMOS Y JUMPERS, POR PRESCRIPCION MEDICA

Soy consciente de que el título del último post no sería el que hubiese utilizado Louisa May Alcott en Mujercitas, pero es un capítulo de mi betseller personal, y no podía dejar de utilizarlo. Esta semana tenía preparado otro post, pero mi visita a urgencias dio un giro al timón. Espero que os guste.

El box de urgencias pediátricas de nuestro hospital (sólo le falta sofá y mantita, el Rey León ya está en el móvil), parece nuestra sala de estar. Y es que él y yo hemos tenido taaaantas citas, algún susto, las tradicionales apendicitis (creo que las tradiciones familiares a veces surgen sin proponérselo, y esta operación es un clásico en casa), catarros, oídos, virus... Nuestra segunda residencia.

En esos tiempos de espera, si no asusta mucho la consulta, es un momento para disfrutar de esa renacuaja o renacuajo, porque allí nuestra misión sólo es mimar a uno: no hay que cocinar, no hay que ordenar, ni preguntar lecciones... Sólo mimar. Y en esto todas podíamos dar una masterclass. Y ese fue el tratamiento que nos dio el doctor: mimos y jumpers, porque los mimos son la mejor medicina y, en el caso de los jumpers, para dolores de barriga... creo que está en proceso de investigación. Tengo que decir que se podía sustituir la dosis de jumpers por cualquier otra chuche.

Pero es que niños y mayores, en esta sociedad tan rápida y trepidante, cómo notamos la diferencia de sentirnos queridos, de sentirnos acogidos. Por ejemplo, cuando llegamos a la puerta del cole y nos encontramos una sonrisa amable o, por el contrario, tenemos la sensación de entrar en el vestuario con la música ambiental del silencio repentino. Cuando nos sentimos queridos, integrados, llegamos a casa en cualquier puerto y, eso, tenemos que reconocer que hace la vida más fácil y quita la necesidad de levantar murallas de protección que impiden conocer a buenas personas. El gran poder lo tiene la miel y no la hiel.

Quiero proponeros intentar que, al final de todo, cuando lleguemos a las letras de  nuestro propio "The End", todos los personajes que rodaron nuestra vida puedan decir que les ametrallamos a sonrisas, que les integramos con la mirada, que abríamos todos los círculos haciéndolos más grandes, que nuestro signo favorito (aunque como yo odies las matemáticas) fue sumar y no restar y, si se podía, multiplicar. Que cuidamos a los personajes con los quke sólo compartimos segundos de escenario: bedeles, carniceros, dependientas..., a las personas que sólo nos cruzamos por la calle, ofreciendo miradas que abrigaban, haciendo que la onda de nuestra piedra de la amabilidad alcanzara al mayor número posible de personas, incluidos nuestro superhéroes: los pediatras del Hospital General, que son como de la familia.

Repartimos mimos y jumpers? Why not?

Comentarios

  1. Que bonito Mar !!!!! Claro que si mimos y Yumpers a todo el mundo sin limite de edad todos necesitamos algún mimito de esos que te levantan el ánimo bs

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