Pagando una deuda

PAGANDO UNA DEUDA


El Café de los Viernes es una reunión con doce años de historia y tradición. Da vértigo ver cómo pasa el tiempo. En esos cafés hay un cartel colgado con "sólo para mujeres". Nos reunimos para hablar de lo divino y de lo humano con algún invitado que tiene algo bueno que contar, algo que aporte, que ilusione, que mejore un poco a la mujer que empezó el café. Hemos tenido reuniones muy divertidas, algunas más melancólicas, pero de todas me he llevado algo. Ninguna tiene que ser valiente por irse la primera: sus espaldas están cubiertas, no se critica a mujeres, aunque se hace  una excepción con la especie "suegras".

En esos doce años ha pasado por el cáfe gente que coloreó maravillosamente mi vida, gente que empezó asistiendo a un café distinto y acabo viniendo al café de una amiga. Y, como Ferrol es una ciudad de paso, en muchos casos las tengo repartidas por el mundo: Ro en Valencia, ainsss; mi Kika, encabezando el grupo cartagenero, con Tere, Loreto, la sonrisa puntual de Bea (hasta un melli vino alguna vez); desde El Puerto, Eva, Lourdes y mi Teresa (a ver qué hacéis por allí); retransmitiendo desde Madrid en lugar de estar en su esquina del sofá, María; Marina, en Inglaterra; Pilar, en Nápoles; Inma, Isabel, Eva,... no quiero olvidarme de nadie. Y, a mis rocas de aquí, Paz, Oro, Marta, Paula, Tere y Carmen, las que nunca fallan, gracias: sin ellas nada sería posible. Y quiero hacer una mención especial a Coca Perales, invitada de honor de estos cafés. Si estás por el norte y quieres un desayuno diferente, ponte en contacto con nosotros y te daremos fechas.

El café del pasado viernes fue inolvidable, porque así es su historia: la historia de una bala que no podemos olvidar. Tenía cuatro años y un camisón de Heidi cuando, envuelta en una manta, se enteró de que ETA había disparado a su padre. La noche que cambió, rompió, las ilusiones de un matrimonio joven y una niña pequeña, y la noche donde empezó su nueva vida, donde la dirección de la residencia familiar fue un hospital.

Y este post quiere saldar mi parte de deuda con todas las familias rotas por el terrorismo, resarcir a todas esas familias que no encontraron en las revistas de decoración un artículo para colocar, siguiendo el feng shui, los colchones que tapaban las ventanas; a todos los niños que no podían decir en que trabajaban sus padres; a esas viudas sin respuestas y con el consuelo del instante que duraba una foto para luego encontrarse en la avenida de la soledad y del olvido. Gracias, gracias, por dar, no la cara, sino la vida por mí, por nosotros.

Creo que nada hace más daño a una sociedad que ese relativismo moral que nos quieren imponer, donde los hechos son buenos o malos dependiendo de los distintos puntos de vista. No, no es lo mismo la víctima que el verdugo. No hay distintas verdades, la verdad es sólo una: esa noche uno, y sólo uno, apretó el gatillo. Los hechos sólo ocurren de una manera, y todos tenemos la obligación moral de querer conocer la verdad que, para nuestro consuelo Maribel, es tozuda.

Maribel no olvida, porque no tiene amnesia, pero perdonó, perdonó serena, consciente y profundamente de la mano de su fe católica. El momento en que trató el tema del perdón fue el más sobrecogedor de la mañana. Yo, en ese instante, recordé las fotos de Juan Pablo II abrazando, cobijando, a su agresor, venciendo con una sonrisa la batalla que empezó una bala. Sé que Maribel también lo habría hecho si la justicia hubiese investigado, juzgado y encarcelado al que disparó a su padre. Como el de ella, casos de ETA sin resolver son trescientos: trescientas familias que hacen mi deuda más grande.

Maribel, le voy a enlatar a tu amatxu siete toneladas y media de besos de Álvaro (hoy cumple dos añitos) para compensarle por tu infancia que no pudo disfrutar. Te ofrezco un día de playa para que todos te acompañemos nadando y resarcir a esa niña de Cruces que nadaba en soledad. Le hablaré a mis hijos de nuestro superhéroe Lolo, para que no lo olviden. Tengo toda la vida por delante para reducir una deuda que nunca podré saldar. Maribel, ofreciste tu nuca; yo no tengo ese valor, pero intentaré trabajar duro en el fitness del alma para estar lo más operativa posible a vuestro servicio.

Si, como yo, os sentís en deuda con nuestros superhéroes de España, entrar en la página de Covite y colaborar con ella. Y, para que no nos olvidemos de ellos, de ninguno, os recomiendo este libro.


¿Os unís a pagar la deuda? Why not?



Comentarios

  1. Ayyyy Mar!!!cómo echo de menos el café de los viernes!!De todas las charlas me he llevado algo, en algunas hasta me he dado cuenta que no estaba para nada de acuerdo contigo, pero en todas he sentido que estaba como en mi casa y que me hacían mejor persona.Graciasssss!!!

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    1. Nada que no podamos hablar, como las hermanas todo lo podemos discutir, pero sé que lo hago con una amiga, con quien me lo puedo permitir.

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  2. Yo fui a muy pocos cafés de los Viernes pero a de los que fui siempre me llevé algo bueno aprendido y sobre todo un rato muy divertido .
    Cuántas familias rotas por el terrorismo cruel de ETA es durísimo leer historias como la que cuentas que parte tan triste de nuestra historia

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  3. Maca de ti si que se aprende en tu super blog tardedehadas

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