Operación-confesión







Dicen que los dirigentes religiosos se tienen que ocupar de nuestra vida del alma, y los políticos de la vida en la tierra. Y los padres tienen que buscar la combinación perfecta, o pretendemos hacerlo, invirtiendo en asuntos terrenales y esperando que  les lleven al cielo.

Por eso, cuando el pasado lunes operaban a una de mis princesas, me ocupé de los avatares terrenales, como pijamita nuevo compatible con una vía (aquí conté con la ayuda de Gemma, de Gocco-Ferrol, encantadora como siempre), y que estrenase ropa interior (ésta me la regaló mi querida Carmen González-Cela, que no deja de mimarme). Por cierto, ¿por qué es tan difícil encontrar ropa interior de niñas sólo blanca?

Pero me quedaba ocuparme de las cosas del cielo. Me quedó claro cuando, en la consulta del anestesista,  le mandó abrir la boca por si acaso... hay que entubar. Lo normal es que no pase nada, y que ese abrir la boca no sea necesario. Pero mejor dejarlo hecho. Con esa misma filosofía, quería que mi renacuaja pasase por la confesión, por si acaso, como en el anestesista. No quería alarmarla innecesariamente, así que le pregunté si ya conocía el refrán de Ferrol "de toda la vida": "operación-confesión". Me dijo que nunca lo había escuchado y, con toda la paz del mundo, nos confesamos las dos por si acaso... hay que entubar.

Y, como muchas veces aquí en "El Cuadrado" tenemos la sensación de no llegar a todo con las catorce necesidades del cielo y de la tierra, me busqué una solución a mis necesidades familiares. Os dejo mi secreto, la revolución para nuestra familia y, a lo mejor, también para  la vuestra: una oración que me descubrió mi amiga Macarena Martínez-Echevarría, y que no dejo de rezar todos los días, pidiéndole a Él, recordándole, que mis doce hijos no son los hijos de Javier y Mar, son los hijos de Dios, Javier y Mar, y que cada vez necesitamos que intervenga más. Le necesitamos aquí, y no precisamente en jornada reducida.

Léela y me entenderás. Es como hacer un ejercicio de psicología donde te piden que cierres los ojos y te dejes caer en los brazos de alguien. Esta oración es lo más parecido a cerrar los ojos y dejarte caer en las mejores manos, en las suyas. ¿Cierras tú también los ojos y te dejas caer? Why not?

PD:  Recordar el refrán de Ferrol de toda la vida inventado la semana pasada: "Operación-confesión".

LA ORACIÓN DE ABANDONO DE DON DOLINDO
NO QUIERO ANGUSTIARME, DIOS MÍO: ¡CONFÍO EN TI!
Jesús al alma:
¿Por qué os confundís, angustiándoos? Dejad a mí la gestión de vuestros asuntos y todo se calmará. En verdad os digo que cada acto de verdadero, ciego y completo abandono en mí, produce el efecto que deseáis y resuelve los problemas más espinosos.
Abandonarse en mí no significa atormentarse, alterarse o desesperarse, dirigiéndome luego una oración llena de inquietud para que yo os siga a vosotros y cambie así la inquietud en la oración. Abandonarse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, apartar el pensamiento de la tribulación y confiarse a mí para que sólo yo obre, diciéndome: “ocúpate Tú de ello”. La preocupación, la turbación, el querer pensar en las consecuencias de un hecho son cosas contrarias al abandono, contrarias por naturaleza.
Es como la confusión que traen los niños que pretenden que la mamá piense en sus necesidades, pero quieren también resolverlas por sí solos y así obstaculizan, con sus ideas y sus fijaciones infantiles, su trabajo.
Cerrad los ojos y dejaos llevar por la corriente de mi gracia; cerrad los ojos y no pensad más que en el momento presente, alejándoos del pensamiento del futuro como de una tentación; reposad en mi creyendo en mi bondad, y os juro por mi amor que, diciéndome con estas disposiciones: “ocúpate Tú de ello”, yo lo haré por entero, os consolaré, os libraré, os guiaré.
Y cuando tenga que llevaros por un camino diferente de aquel que veis vosotros, yo os adiestraré, os llevaré en mis brazos, haré que os encontréis en la otra orilla, como niños dormidos en los brazos maternos. Lo que os turba y os hace un daño inmenso son vuestros razonamientos, vuestras preocupaciones, vuestros afanes, y el querer a toda costa ser vosotros quienes remediéis aquello que os aflige.
¡Cuántas cosas realizo cuando el alma, tanto en sus necesidades espirituales como en aquellas materiales, se vuelve a mí, me mira y diciéndome: “ocúpate Tú de ello”, cierra los ojos y reposa. Obtenéis pocas gracias cuando os atormentáis por producirlas, sin embargo tenéis muchísimas cuando la oración es un encomendarse plenamente a mí. En el dolor, vosotros oráis para que yo obre, pero para que obre como creéis que debo obrar… No os dirigís a mí, sino que queréis que yo me adapte a vuestras ideas; no sois enfermos que piden al médico que les cure, sino que le sugerís la cura. No obréis así, sino orad como os he enseñado en el Padrenuestro:
Santificado sea tu nombre, es decir, sed glorificado en esta necesidad mía.
Venga a nosotros tu reino, o sea, todo contribuya a tu reinado en nosotros y en el mundo.
Hágase tu voluntad así en la tierra, como en el cielo, es decir, dispón Tú, en esta necesidad, como mejor te parezca en lo tocante a nuestra vida temporal y eterna.
Si me decís de verdad: “hágase tu voluntad”, que es lo mismo que decir: “ocúpate Tú de ello”, yo intervendré con toda mi omnipotencia y venceré las mayores dificultades. Mira, ¿tú ves que la enfermedad apremia en vez de menguar? No te turbes, cierra los ojos y dime con confianza: hágase tu voluntad“ocúpate Tú de ello”.
Te digo que así lo haré y que intervendré como médico, y que hasta obraré un milagro cuando fuere menester. ¿Ves que el enfermo empeora? No te desanimes, sino cierra los ojos y di: “ocúpate Tú de ello”. Te digo que yo me ocuparé, y que no hay medicina más poderosa que una intervención mía de amor. Me ocuparé de ello sólo cuando cerréis los ojos.
No descansáis nunca, queréis valorarlo todo, escudriñarlo todo, pensar en todo, y os abandonáis así a las fuerzas humanas, o peor, a los hombres, confiando en su intervención. Es esto lo que obstaculiza, impide mis palabras y mis cálculos. ¡Oh, cómo deseo vuestro abandono para beneficiaros! ¡Y cuánto me aflijo al veros turbados! Satanás tiende precisamente a esto: a turbaros para apartaros de mi acción y arrojaros a la merced de las iniciativas humanas.
Confiad por eso sólo en mí, reposad en mí, abandonaos a mí en todo. Yo obro milagros en proporción del pleno abandono en mí, y a la ausencia de preocupaciones vuestras. ¡Yo derramo tesoros de gracia cuando vosotros estáis en la plena pobreza! Si apreciáis vuestros recursos, por pocos que sean, o si los buscáis, os halláis en el campo natural de las cosas, que es a menudo frecuentemente obstaculizado por Satanás. Ningún razonador o ponderador ha hecho milagros, ni siquiera entre los santos: obra divinamente quien se abandona a Dios.
Cuando veas que las cosas se complican, di con los ojos del alma cerrados: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. Y distráete, apártate de ti porque tu mente es penetrante… y para ti es difícil ver el mal y tener confianza en mí. Haz así para con todas tus necesidades; obrad así todos y veréis grandes, continuos y silenciosos milagros. Os lo juro por mi amor. Y yo me ocuparé de ello, os lo aseguro.
Rogad siempre con esta disposición de abandono y tendréis gran paz y grandes frutos, incluso cuando yo os concedo la gracia de la inmolación de reparación y de amor, qué importa el sufrimiento. ¿Te parece imposible? Cierra los ojos y di con toda el alma: “Jesús, ocúpate Tú de ello”. No temas, me ocuparé de ello y bendecirás mi Nombre humillándote. Mil plegarias no valen lo que un solo acto de abandono vale: recordadlo bien. No hay novena más eficaz que ésta:
¡Oh Jesús me abandono en Ti, OCÚPATE TÚ DE ELLO!

Comentarios

  1. Que magnífica oración! Haré ese ejercicio de abandono y repetiré la oración. Gracias

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  2. Te acabo de conocer y ya me caes súper bien. Esta oracion la digo yo por los unos y por los otros, y últimamente parece que no se ma car de la boca. Tengo una familia la mitad que la tuya en la tierra y los mismos en el cielo. Los de aquí son casi todos adoles, el mayor ya se fue al ejército (😢) con la guitarra en el maletero. La pequeña acaba de recibir la primera Comunión.
    Ya ves que aunque no sea tan numerosa, si es un poco locura. Además en dos idiomas porque vivimos en USA. Fun.
    A ver si me leo algo más tuyo. Un abrazo.

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  3. Ayer conocí tu Blog y he leído casi todo, como una serie atrapante de Netflix, sólo que como no tengo Netflix, llegué a conocer a Don Dolindo y te diría que solito eso, ha llenado mi alma como nunca antes....
    Es la oración perfecta del Cristiano, del verdadero....

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