La vita é bella


Si una película me hizo cambiar la visión de la vida fue ésta, La vida es bella. Verla fue entender lo que es la entrega, el darse sin límites por encima todo. Comprendí cómo situaciones, experiencias,  reducen el miedo a la insignificancia y el me-apetece al olvido.

¿Cuántas personas que conoces podrían ser el protagonista de la peli? ¿A quién conoces capaz de superar sus apetencias, sus injusticias, y maquillarlas para que nadie lo note y para que los que le rodean sigan felices? Sé que os sobrarán dedos. Hoy en día abundan protagonistas de otras películas, de otros realities, donde todos son capaces de matar por alguien, pero incapaces de matarse un poquito a ellos mismos, de sufrir injusticias y convertirlas en un trampatojo donde nadie sospeche. Héroes de los primeros, pocos..., muy pocos.

Personas que en su vida tengan situaciones poco confortables, explotados o injustamente tratados, hay muchos, muchísimos, pero, como todo en esta vida, lo que te hace grande es la forma de afrontar, de resolver esa injusticia. Ojalá tuviésemos a estos héroes todos los días dándonos su testimonio, todas las tardes en un canal de televisión. Si así fuera, cambiaríamos, mejoraríamos, sin lugar a dudas, España.

Escribo este post dejando atrás el domingo pasado, el día de la madre. Me dejó impresionada la dedicatoria que el marido de una heroína compartió, valorando el día a día de su mujer, en @elmundodwondematias. Si puedes, échale un vistazo. Esta superheroína se lo merece. Me acuerdo de mi amiga Belén, que durante un año aprendió a sonreir aún estando llorando; de Macu... Gente que convierte su Auswitch particular en un juego acogedor y divertido.

Pero... yo tengo una superheroína propia, una superheroína que, como muchas, muchísimas mujeres, aporta el 90 por ciento en su casa. ¿Le encantaría una proporción 50/50? Pues claro..., pero no dejará que sus hijos traduzcan como un problema esa desproporción. Al contrario, procurará que crezcan con las mejores maletas que les puede dar para su madurez: admiración, cariño y respeto al  encargado del 10 por ciento, sin que escuchen quejas, sin que falten sonrisas. Y, en el momento oportuno, en el lugar indicado, sin ellos delante, intentando igualar la proporción.

Si  queremos que el ambientador de nuestra casa tenga el aroma de la justicia, de lo justo, ¿qué lo haría diferente de la calle? El ambientador de mi casa quiero que sea el del amor, el de darse a lo grande, el de no desaprovechar una oportunidad para hacer la vida más agradable al otro, grandeza de espíritu, no llevar cuenta ni pasar factura de los favores y servicios.

Quiero un hogar que se fije en Ella, en el que aprendamos su medida sin medida del amor. ¿Te unes conmigo a fijarte en Ella? Why not?

Comentarios

  1. Me emocionas Mar. Siempre derrochando amor hacia un mundo mejor. Claro que me uno! Mil gracias guapa!

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  2. Me encanta,como todos tus post ,también es cierto que no consigo hacer nada de lo que dices en ellos,lo intentaremos

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  3. Qué oportuna y qué grande eres Mar, muchas gracias!!

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