¿Has perdido a un niño alguna vez?


La peor pesadilla de una madre se hace realidad durante los minutos que dejas de ver a un niño. ¿Que si nos ha pasado? Sí, y sólo recordarlo me produce taquicardias...

Normalmente, cuando íbamos a un sitio concurrido, les apuntaba el número de móvil en el antebrazo. Por eso, cuando vi estas pulseras de la cuenta @pauloska-baby-pau, me enamoraron al instante. Son de esas cosas que, cuando las ves, piensas: ¿cómo no se han inventado antes? Voy a sondear a la creadora por las versiones de niño para mis dos hombrecitos. Un aplauso enorme para esta artista que, si no os suena, os sonará. Seguro.

Pero perder, perder, se puede perder a un hijo de muchas maneras y en muchas situaciones. Cuando son pequeños, los puedes perder de vista, pero el 80% de la población los perdemos de algún modo al llegar a la adolescencia.

Esta época es una máquina encargada de destruir puentes, unos puentes creados con cimientos muy fuertes y sólidos, que se construyen en el paritorio y duran toda la vida. Y una carretera asfaltada y pulida creada en la lactancia, fiestas, castillos de arena, tardes de lluvia, bizcochos de chocolate y noches de fiebre. Sobre todo, en estas últimas. Pero llega la adolescencia destructora, y es capaz de cargarse casi todo al primer torpedo.

Y, ¿tenemos que ser nosotros, no ellos, quienes, imitando al padre del hijo pródigo, volvamos a construir el puente y salgamos a recorrer la mitad del camino con los brazos abiertos, una, dos, tres veces? Ya conoces la respuesta: setenta veces siete, lo que traducido queda en un "toda la vida".

Los hijos reaccionarán de formas que no nos gusten, o tendrán defectos que, por parecerse tanto a los nuestros, nos resulten insoportables. Meterán la pata. Sentirán que tienen la razón. Creemos puentes, y crucémoslos las veces que haga falta, para explicar del mejor modo por qué no consentimos con esa fiesta, por qué no a ese horario... Prepárate para echar de menos a tu pequeño dulce y adorable. Hazte insensible a sus malas caras, a los gestos desagradables. No se lo tengas en cuenta: es un síntoma. Y, aunque parezca que no consigues nada..., va quedando un poso.

¿La meta es el cielo? Pues, hasta la muerte, aún tenemos tiempo para tender puentes y, para consuelo de todos, la adolescencia, como la varicela, tiene fecha de caducidad.

Padres, familiares en general: que la batalla sea dura no nos da derecho a desertar. Ella nunca lo haría. ¿Te unes a la mejor ingeniera de telecomunicaciones? Why not?

Comentarios

  1. Miedo me da llegar a esa hora Mar!!!!mientras tanto a disfrutar y sobre todo rezar q me de fuerza y sabiduría para hacerlo lo mejor posible

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  2. Te inmunizas con el tercero !!!! Jajajaja !!! Yo tenía querencia con perder siempre a la misma, en sentido literal. Me la he dejado, en el club naval 2 veces, en Carrefour, otra y en el bautizo de mi sobrina. Pobriña Isa !!!! En el coche los contaba y siempre había un " cabrito" que levantaba la mano dos veces. Sospecho de Carlitos pero nunca lo podré demostrar !!! 😂.

    Un besazo amiga.

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