Botines camel


La foto es de Internet. Éstos no son los botines que me he comprado, pero es que soy tan maaaala para esto de la fotografía... Otro de los dones que no me concedió Dios. En fin, si Él no le dio importancia, no se la voy a dar yo. Pero que conste que, en la distribución de centímetros de este cuerpo, no me quedé muy conforme. 

Me compré unos botines con flecos. Después de dudar mucho, decidí aprovechar mis últimas licencias juveniles. Alguien tiene que reflexionar sobre el desgaste psicológico femenino de intentar parecer mayor para, casi a continuación, sufrir lo inenarrable para parecer más joven sin caer en el ridículo de querer parecer lo que ya no somos... 

Pero, misión cumplida, ya tengo mis botines marrones. Los básicos de un día y otro, también unidos sentimentalmente a los vaqueros, y comodín con cualquier otra prenda. 

Pero, una vez comprados, tengo el firme propósito de no mirar atrás. Porque, si sigo mirando escaparates, seguro que los encontraré más baratos, o más cómodos, o más monos... Y, ¿me compensa más sufrir dudando o disfrutar de mi apuesta sacándole todo el partido?

Y este planteamiento es el que han que tener en cuenta muchas parejas: una vez hecha la apuesta, hay que cerrar las compuertas del corazón, guardar los sentidos, las confidencias... Porque SIEMPRE encontraremos a alguien mejor en algún "escaparate", más guapo, más simpático, más dulce. Pero, invertir todas tus energías en cuidar y mejorar lo que ya tienes, te da la oportunidad de paladear la felicidad que ofrece la serenidad, la  tranquilidad... Una plenitud que merece la pena. 

Y, en momentos de debilidad, piensa en Ella, ejemplo de cómo hay que guardar el corazón.

¿Te unes a cerrar las compuertas del corazón, disfrutar de lo que ya tienes, y concentrarte en ser feliz? Why not? 

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