Felices fiestas vs. Feliz Navidad

Cuando era pequeña, me hacía gracia escuchar a niños que llamaban a sus padres por el nombre de pila. Pero, cuando nació mi primera chiquitina, deseé, desde el primer momento, que aquel bebé pequeñajo balbucease la palabra mamá.

Mamá, porque ese título encierra mucho más que mi nombre. Significa:

- que mis prioridades han cambiado; esta frase suena a poco... pero sé que me entendéis.

- que no voy a ser una amiga más, porque te dejaría huérfana.

- que te querré pase lo que pase y hagas lo que hagas.

- que me empeñaré en sacar tu mejor versión, a pesar de que eso te aleje momentáneamente o indefinidamente de mí.

Cuando eres madre, el tener hijos supera tu nombre propio. Pasas a ser la madre de... (en mi caso, puedes elegir entre doce), y esos títulos son los más grandes que vas a conseguir en la tierra, aunque no aparezcan en Google.

Y, cuando llegan estas fechas, pasa un poco lo mismo. Nos deseamos felices fiestas. Estupendo, pero... es cómo hacer una reducción, simplificar, hablar sólo de una parte de lo que ocurre en estos días. Es quitarles categoría.

Feliz Navidad. Esta frase indica, como escuché ayer, que nos importa lo que de verdad importa. Que ese Bebé se quiso abajar, ponerse a nuestra altura, por ti, por ti y por mí.

Es bueno recordar que, si entras en una iglesia y la vela roja que está al lado del Sagrario está encendida, significa que está ahí el mismo Bebé de Belén, el de María, el mismo que acurrucó San José, al que adoraron los pastores, al que intentó matar Herodes, el que te está esperando... a ti.

"Cuando Dios me vio llegar junto a Él, me sonrió, me sonrió, me sonrió".

P.D.: Feliz Navidad.