El castillo de los calcetines perdidos

"Segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer"
                                                                               Peter Pan




Esta frase siempre me hizo descorrer el cerrojo de una puerta, que me alejaba de un presente no perfecto hacia un estado atemporal, con sombrereros locos, zapatos de cristal, madrastras y varitas mágicas.

Un mundo donde acurrucarse, con el que identificarse, y en el que encontrarse a gusto.

Y, persiguiendo esta idea, soñé con mi cuento: exactamente un álbum infantil ilustrado. Páginas donde los niños de familias grandes, como la de los tres cerditos, los siete cabritillos, o las doce princesas bailarinas, se pudieran ver reflejados.

Como sabéis, mi familia es XXL, lo que hace que llamemos la atención cuando recorremos la avenida o abrimos cualquier cajón de esta vida. ¿12? Como buena gallega, respondo: Why not? Y, a nuestro paso, somos conscientes del ruido que generan los murmullos que provocamos: debates, valoraciones, alabanzas, críticas... La que nunca se acerca a nuestra orilla es la señora indiferencia.

Soy consciente de que muchos verán las imperfecciones que necesariamente tiene una familia grande, porque humanamente es imposible atenderla con la dedicación que se podría emplear en una familia del tamaño de la de Hansel y Gretel.

Yo  les doy la razón, y esa parte imperfecta se verá reflejada en mi castillo: ropa heredada, planes que nunca han podido elegir, juguetes desvencijados..., y calcetines perdidos. Es el lado B que asumimos, aceptamos y pagamos, porque estamos absolutamente seguros de que la vida de todos y cada uno de estos niños ha merecido, y merece, esas penas. Es más, resultan insignificantes.

Y, en mi castillo, quiero enseñar, gritar, el lado A, los premios invisibles que encontramos: confidencias en la puerta de la cocina, un armario que se abre con una canción, o los abrazos que te protegen del terrible Pirata Lunes...

Este quiere ser mi homenaje para estos príncipes y princesas que viven o han vivido en un castillo de calcetines perdidos.

Esta travesía la he disfrutado en compañía de dos personajes extraordinarios: Inma Bordás, mi editora maravillosa, en el papel de Hada Madrina, haciendo un sueño realidad; y Carmen Alberto, equiparándose a María Pascual, escaneando y superando lo que yo había imaginado: un castillo inspirado en el mío, el que defiende Ferrol rompiendo el mar; una mañana de cole amarga; un tesoro inexistente; y la magia de estos castillos, donde todos los días, sin saber a que hora... Ven y verás.

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